Cada vez son más los médicos y científicos que afirman que las enfermedades no trasmisibles como diabetes, cardíacas, pulmonares, obesidad, tienen directa vinculación con la falta de actividad física, estrés y una alimentación inadecuada, señalando que una dieta basada en alimentos integrales en combinación con actividad física y prácticas para disminuir el estrés, previenen y hasta pueden revertir dolencias crónicas. En este sentido, el Dr. Jorge Perez Calvo de la Universidad Autónoma de Barcelona nos señala:
“Desde la Revolución Industrial se nos han puesto al abasto, alimentos que no son dados naturalmente en nuestro medio […] El Estudio de China es el mayor estudio epidemiológico jamás realizado según el Times y se hizo en conjunto con la Universidad Americana de Cornell, la Universidad de Oxford y la Academia China de Medicina Preventiva. Las conclusiones de esta investigación son: existe una relación directa entre el consumo de productos refinados, el exceso de consumo de grasas, y las dietas altas en proteínas animales, con enfermedades cardíacas, cáncer, diabetes, que son todas degenerativas. La relación es directa. Y las recomendaciones que derivan de este estudio es que la dieta basada en alimentos de origen vegetal, cereales integrales, legumbres, verduras y frutas, son las que evitan este tipo de enfermedades”.
El Estudio de China, fue publicado en 2004 por el prestigioso Científico Nutricionista y Bioquímico Colin Campbell. El libro fue calificado por el New York Times como “el estudio más completo de la historia que se ha llevado a cabo sobre la relación entre alimentación y riesgo de desarrollar una enfermedad”. Tras más de veinte años de un riguroso estudio que implicó la colaboración de un amplio grupo de científicos de prestigio internacional, Collin Campbell afirma:
“La solución para revertir enfermedades como diabetes, sobrepeso, obesidad, y enfermedades cardíacas es adquirir una alimentación a base de frutas, hortalizas y alimentos integrales acompañada de una razonable cantidad de ejercicio físico […] Esto no es una moda pasajera de efectos rápidos, sino un cambio en el estilo de vida a largo plazo que puede proporcionar una mejora en la salud, y al mismo tiempo, reducir el riesgo de contraer una enfermedad crónica”.
Campbell sostiene que las personas están más confundidas que nunca respecto al valor que tienen los carbohidratos para la salud, afirmando que los conceptos básicos que se nos han enseñado sobre los alimentos, la salud y la enfermedad, son erróneos.
“No propongo nada más que una redefinición de lo que creemos que es una buena alimentación. Tienes que conocer la verdad sobre los alimentos y cómo una alimentación correcta puede salvarte la vida.”
Según este prestigioso Profesor Emérito de Bioquímica Nutricional en la Universidad de Cornell, existen innumerables pruebas científicas que demuestran que una dieta rica en carbohidratos complejos puede revertir y prevenir la plétora de dolencias crónicas, y también contribuir a una pérdida significativa de peso. El principal problema proviene de la confusión causada por la falta de diferenciación entre carbohidratos complejos y refinados:
“Prácticamente el 90% de los carbohidratos que consumimos proceden de las frutas, las hortalizas y los cereales. Cuando estos alimentos se ingieren en su estado natural (sin ser refinados ni procesados), una gran proporción de los carbohidratos son de tipo “complejo”. Esto significa que durante la digestión se descomponen de manera regulada y controlada. Este tipo de carbohidratos incluye las diversas formas de fibra dietética que en su mayoría permanecen sin digerir pero que, aun así, proporcionan beneficios sustanciales para la salud. Por otra parte, estos carbohidratos complejos presentes en los alimentos integrales contienen generosas cantidades de vitaminas, minerales y energía disponible. La fruta, las hortalizas y los cereales integrales son los alimentos más sanos que puedes consumir, y básicamente están compuestos por carbohidratos…
…En el otro extremo del espectro, encontramos los carbohidratos muy procesados y refinados, de los cuales se han retirado la fibra, las vitaminas y los minerales. Estos carbohidratos simples se encuentran en el pan blanco, los alimentos procesados que se toman a modo de aperitivo –como las galletas y las patatas fritas hechas con harina blanca, los pastelitos y las barritas de caramelo o chocolate– y los refrescos azucarados. Estos carbohidratos altamente refinados proceden de los cereales o de plantas que contienen azúcar, como por ejemplo la caña de azúcar o la remolacha. Se descomponen rápidamente durante la digestión hasta alcanzar la forma más simple de los carbohidratos, que son absorbidos por el organismo para proporcionar azúcar en la sangre, también conocida como glucosa”.
La mayoría de la población ingiere enormes cantidades de carbohidratos simples y refinados e ínfimas cantidades de carbohidratos complejos. Cuando los cereales están refinados, desprovistos de vitaminas y minerales, se producen múltiples desequilibrios en nuestro organismo, y esto a su vez contribuye a la muy mala fama atribuida a los carbohidratos en su conjunto.
Dejaremos para un próximo artículo indagar sobre el impacto negativo que tiene en nuestro organismo una glucosa desprovista de nutrientes para nuestras células como consecuencia de la continua y prolongada ingesta de alimentos refinados. Pero sí dedicaremos un párrafo más resaltando los tesoros que podemos hallar para nuestra salud tan solo cambiando nuestra forma de alimentarnos.
“Uno de los beneficios más importante que reportan los estudios sobre una alimentación a base de alimentos integrales es que las personas se olvidan de contar calorías. En términos generales, pueden comer todo lo que quieran y, sin embargo, perder peso, siempre que consuman los alimentos correctos. Otro de los beneficios es que las personas no deben pasar por sacrificios, privaciones ni comidas sin sabor; no son necesarios. Sentir hambre es un signo de que algo no va bien, y el hambre prolongado causa que, a modo de defensa, el organismo disminuya la velocidad global del metabolismo. Es una forma de alimentarse libre de preocupaciones. Si le ofreces a tu cuerpo los alimentos convenientes, él se encargará de hacer lo correcto”.
Para nada subestimable el mensaje del investigador asociado al MIT, Collin Campbell, ex integrante del Departamento de Bioquímica y Nutrición de Virginia Tech, ex asesor científico sénior del Instituto Estadounidense para la Investigación del Cáncer, quien además forma parte del consejo asesor del Comité de Médicos para la Medicina Responsable.
Una vez que comprendemos qué alimentos son los correctos para nuestro organismo, y comenzamos a vivenciar los beneficios que nos aportan, descubrimos un vasto mundo de sabores nuevos y exquisitos, los cuales nunca dejan de sorprendernos. Próximamente continuaremos indagando sobre la nutrición a base de alimentos integrales.
Discernir entre esto y aquello se vuelve un proceso clave para ir más allá de los límites establecidos por nuestras creencias más arraigadas y así poder entrar en un mundo de descubrimientos, salud y sabores.
Como podemos evidenciar, tenemos tanto a nuestro alcance para mejorar nuestra salud y calidad de vida que no podemos darnos el lujo de subestimarlo. Innumerables beneficios nos esperan tras la conquista de hábitos saludables.
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Investigación y Narración
Jorge Crespo y Patricia Crespo
2 respuestas
Gracias por toda la información. Soy un paciente con cataterismo y con un sten en arteria derecha, quisiera saber que riesgos hay y si es posible volver a tener vida normal? Gracias
Hola Carlos. Muchas gracias por dejar tu comentario.
Toda la información compartida habla por sí misma.
Te cito algunos pasajes del articulo “Cómo revertí mi enfermedad cardíaca con una alimentación basada en plantas sin procesar a los 80 años” que te pueden responder con gran amplitud a tu pregunta, dado que el relato trata de una persona de edad avanzada, bypass quíntuple, stent, y entrado en lo que se denomina enfermedad arterial coronaria en fase terminal.
“…justo después de cumplir 80 años, no me sorprendió que no podía caminar distancias cortas y menos subir escaleras sin sufrir anginas. También padecía los graves efectos secundarios de mis medicamentos, como mareos extremos, debilidad, desorientación, y caídas. También sufría de estreñimiento, insomnio y enfermedad por reflujo gastroesofágico. Mi reflujo ácido aumentaba el dolor de corazón, lo que me causaba un estrés incalculable, así como numerosos viajes a la sala de emergencias.
Como lo afirma uno de los libros que leí, “el cuerpo tiene una capacidad increíble para curarse a sí mismo, si se lo permitimos”, y yo soy prueba viviente de ello.
Ahora tengo 85 años y no tengo angina. Puedo caminar distancias largas, subir escaleras, y volver a tener movilidad. Mi colesterol pasó de 196 a 149 en tres meses, perdí catorce kilos, y mi función renal pasó del 40% a un rango normal.
¡Y me siento muy bien! Tengo mucha más energía y ya no me salen hematomas en los brazos y las manos. La piel azul oscura que tenía en los tobillos desapareció después de 11 meses de consumir una alimentación basada en plantas, y mi pie izquierdo hinchado por mi bypass de 1985 volvió a ser normal”.
https://nutritionstudies.org/es/como-reverti-mi-enfermedad-cardiaca-con-una-alimentacion-basada-en-plantas-sin-procesar-a-los-80-anos/
Como notaras Carlos, la herramienta más poderosa a tu alcance, es permitirle a tu cuerpo activar su capacidad increíble para curarse. Todo comienza con la reflexión, el discernimiento que te permita arribar a una conclusión dentro tuyo. A partir de esto establecerás el rumbo que quieras dar a tu vida.
Que tu corazón te acompañe en esta noble tarea interna.
Saludos.